Crítica: Aritmética emocional

25 07 2008



Título original: Emotional Arithmetic

País: Canadá
Año:
2007
Duración:
99 min.
Género: Drama

Director: Paolo Barzman

Intérpretes: Susan Sarandon, Christopher Plummer, Gabriel Byrne, Roy Dupuis, Max von Sydow, Dakota Goyo, Domini Blythe, Kris Holden-Reid, Regan Jewitt, Alexandre Nachi
Guión: Jefferson Lewis; basado en la novela de Matt Cohen
Música: Normand Corbeil

Fotografía: Luc Montpellier
Estreno en Canadá:
18 abril 2008
Estreno en España: 6 junio 2008

El tema del holocausto del pueblo judío durante el Tercer Reicht ha sido tan recurrente en la cinematografía que siempre pueden asaltarnos las suspicacias ante cada nuevo proyecto que lo aborda. Sin embargo esta nueva aproximación al fenómeno que nos viene al hilo de la novela de Matt Cohen aporta además de los más trillados algún otro matiz novedoso que quizás pueda proporcionarnos una mayor profundidad de campo.

 

En líneas generales la cinta nos cuenta básicamente el reencuentro de 3 personajes cuyos destinos se cruzaron cuarenta años antes en el campo de “tránsito” francés de Drancy. Este reencuentro inesperado dejará al descubierto los vínculos que se forjaron en tan difíciles circunstancias y los sentimientos de dolor, amor y devastación que de allí se derivaron.

Este campo, al que la cinta nos remite repetidamente mediante flashbacks en blanco y negro, estaba ubicado en el parisino barrio de la “Cité de la Muette” y fue diseñado para alojar a unas 700 personas, pese a que llegó a acoger en su punto álgido a más de 7.000 almas.

Se trataba preferentemente de un campo de recogida para judíos que vivían en Francia, muchos de ellos reconocidos intelectuales y artistas franceses disidentes, que posteriormente eran deportados a campos de exterminio.

No mienten los números cuando dicen que hacia 1944, aproximadamente 70.000 judíos, hombres, mujeres y niños, habían pasado por este campo; 65.000 de ellos fueron deportados a los campos de exterminio de Auschwitz y Sobibor, de los cuales 63.000 murieron, incluyendo 6.000 niños.

Muy pocos escaparon pues de aquel destino trágico escrito por la sinrazón. Son precisamente dos de esos niños milagrosamente rescatados, ya adultos, los que en el marco de esta historia se reencuentran con el disidente polaco que fuera su protector y salvador; y lo hacen en el idílico entorno que proporcionan los lagos de Cleveland en Quebec donde reside la protagonista en una granja familiar, bucólico cuadro que no hace sino poner más de relieve el dramático lastre de las trágicas circunstancias vividas en el campo de internamiento y antesala de Auschwitz.

Así pues “Aritmética emocional” explora en un tono intimista y teatralizante amparado en una cuidadísima fotografía y relevante tratamiento de la luz en las consecuencias psíquicas que padecen no sólo las víctimas directas sino los seres queridos que rodean a éstas. Y a esto me refería cuando anteriormente hablaba de nuevos elementos.

 

Existen efectivamente otras víctimas del holocausto, mayormente ignoradas, que vienen padeciendo en silencio las reverberaciones del eco del prolongado dolor de sus familiares. Seres que en numerosas ocasiones han estado desatendidos emocionalmente y que han sentido que ocupaban el lugar de otro o que vivían como fantasmas y tenían que luchar por alcanzar la versión idealizada del añorado familiar.

Estas víctimas colaterales vienen representadas en la cinta que nos ocupa por el hijo y el marido del personaje central (Melanie), interpretado magistramente por Susan Sarandon. Así hay un momento donde el marido, cansado de la omnipresencia afixiante del dolor invalidante, llegará a recriminar a su mujer diciéndole: “haber sido víctima de un terrible suceso apocalíptico no te convierte en una santa: esa es la ecuación en esta casa”.

En ese sentido os remito a un magnífico libro que de manera muy plástica y esclarecedora aborda esta problemática que empieza a emerger más evidente tras 5 décadas de los sucesos. Me refiero a “I Was a Child of Holocaust Survivors” (Fui hija de supervivientes del Holocausto), de Bernice Eisenstein, escritora y artista canadiense nacida en 1949 al poco de que sus padres, judíos polacos, emigraran desde Auschwitz a Toronto.

Esta conmovedora obrita magníficamente ilustrada por la propia escritora y que mereciera el premio Canadian Jewish a la mejor mémoire del año 2007, trata de manera tan inteligente como ilustrativa esa angustiosa experiencia de vivir en un paisaje ensombrecido por la sombra y bajo el silencio de un pasado que es y no es tuyo, con la sensación de haber perdido algo que nunca se tuvo, empujando la historia y la memoria cuesta arriba.

Ilustración de Bernice Eisenstein

Ilustración de Bernice Eisenstein

 

No me resisto a reproducir un fragmento de este lúcido testimonio literario que nos habla de la memoria: “Sin el holocausto estoy perdida en el recuerdo. No es un lugar cartografiado, fijado por coordenadas de longitud y latitud, desde donde volver sobre mis pasos y llegar de nuevo al mismo sitio. Cada vez es distinto.”

En la misma línea, la película reflexiona sobre la dificultad y la pertinencia de liberarse de esa esclavitud impuesta por el recuerdo trágico y así poder estar en condiciones de buscar la felicidad.

Quizás el pensamiento que resume de manera más acertada una vía de solución honesta a este conflicto con la memoria sea aquel que ronda en la reflexión del personaje de Jacob. Lamentando el encargo que confiara a la niña para que custodiara y diera testimonio de los datos recogidos en la agenda de los deportados reflexionará diciendo: “demasiados números. No debí decirle: Recuerda. Debí decirle: Vive”.

En definitiva nos encontramos ante una obra cuidada y soportada magistralmente por un reparto de garantías encabezado por Max Von Sydow, Susan Sarandon y Christopher Plummer, aunque protegida en el tibio confort de los clichés que salpican toda la cinta privándola de una naturalidad y valentía en las propuestas creativas que a buen seguro le hubieran reportado una mayor conexión emocional.

De cualquier manera, aunque prescindible no deja de ser una obra muy válida tanto desde el punto de vista interpretativo como para los amantes de este género temático.

Dibujo de Bernice Eisenstein

Dibujo de Bernice Eisenstein


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2 responses

25 08 2008
Marián Be.

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16 09 2009
Fui hija de supervivientes del Holocausto, de Bernice Eisenstein | El blog de Metropolis Libros

[…] Fui hija de superevivientes del Holocausto dentro de Aritmética emocional en A media luz […]

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