El cine latino de nuevo corte está de enhorabuena, y es que Párpados azules, la opera prima de Ernesto Contrera sobre guión de su hermano Carlos, que ya ganara, entre otros, la mención especial en Horizontes Latinos en el Festival de San Sebastián, ha resultado ser la ganadora de un Premio Especial del Jurado del Festival de Sundance 2008 (World Cinema Special Jury Prize), cuya ceremonia de clausura tuvo lugar el pasado 26 de enero en Park City.
Ceremonia a la que por cierto no pudo asistir el realizador por encontrarse filmando el vídeo de la canción «Esta vez», de Café Tacvba, grupo musical de cuya gira por Japón está realizando un documental.
Esta “anticomedia romántica o comedia seca”, como llegó a calificarla el propio director mexicano, se estrenará este mismo primero de febrero en las salas mexicanas con una distribución de 30 copias.
Interpretada en sus papeles principales por Cecilia Suárez (“Sexo, Pudor y lágrimas”, “Spanglish”) y Enrique Arreola (“Temporada de patos”, “La habitación azul”), la historia que nos propone Contreras explora con minuciosidad el tema de la soledad y la necesidad de ser amado a través de la particular historia de Marina, una vendedora de ropa que un buen día gana un viaje para dos personas a una isla paradisíaca pero no tiene a nadie con quien ir.
Ernesto Contreras busca la identificación del espectador a través de una historia próxima y real, con pocos diálogos y un sutil humor que logra poner de manifiesto la universalidad de las patologías emotivas como demuestra el gran éxito que obtuvo en un país culturalmente tan distante como Japón en donde participó con motivo del vigésimo Festival Internacional de Cine de Tokio.
Ahora veremos cuánto aguanta en cartelera, quizá uno de los mayores handicaps después del de la distribución.
El cine actual está tan necesitado de aire fresco que propuestas poco adoctrinadas como la que nos hace la libanesa Nadine Labaki en ésta, su opera prima, terminan por meterse en el bolsillo tanto al público como a un buen sector de la crítica, como bien reflejan los premios y reconocimientos que viene cosechando, entre los que podemos destacar el Premio TCM del Público y el Premio de la Juventud obtenidos en la 55ª edición del Festival de Cine San Sebastián.
Tomando como base de operaciones una peluquería de un modesto barrio de Beirut, Nadine Labaki edifica una trama coral tan heterodoxa y llena de contradicciones como la propia sociedad libanesa, que vive a caballo entre dos mundos que se dan la espalda y que sin embargo están condenados a entenderse.
Serán las confidencias de cinco mujeres que comparten sueños, frustraciones y alegrías al calor del caramelo acitronado con el que desnudan la piel de su vello en oriente las que den estructura a una cordialísima y divertida comedia que, no obstante, tampoco oculta el drama y las miserias que se viven en la trastienda de una sociedad pretendidamente liberal pero sujeta aún a ataduras tan correosas como aparentemente intangibles.
Con una valentía propia del descaro del recién iniciado, Nadine no tiene ningún recato en trabajar en las distancias cortas, utilizando la cámara sin pudor, aún con el riesgo de descubrir las limitaciones de unos actores neófitos cuya interpretación encabeza con un magnetismo magistral la propia directora, y a los cuales dirige con tal acierto que logran establecer una contagiosa atmósfera de complicidad con gran capacidad de transmisión, envidia de muchos que se hacen llamar profesionales.
Aunque bien es cierto que en más de un momento pudiera recordar al cine de calle de un conocido autor patrio, Nadine bebe de tantas fuentes que logra dotar a la cinta de un estilo muy personal, que conjuga armoniosamente en una sola entrega llena de esperanza elementos llenos de sensualidad, sensibilidad, humor y dramatismo.
Pero en una sociedad cada vez más crispada y enfrentada, quizás el mayor logro, capaz de derribar las defensas del espectador más escéptico, sea ese temple y esa natural delicadeza exenta de ira a través de la cual Nadine Labaki refleja una realidad con no pocas aristas.
Alguien pudiera pensar que los temas esbozados hubieran merecido mayor ahínco, pero la joven realizadora, guionista y actriz de Baabdat opta, a mi juicio acertadamente, por trasladar, no tanto las manifestaciones externas de la falta de libertad real, como el tsunami emocional y existencial que azota el universo íntimo de unas mujeres no sólo acotadas por los prejuicios de la tradición y los dogmas religiosos, sino por el propio autocontrol y autocensura del que son víctimas.
En su afán por plantear un cumplido muestrario de estas penalidades y deseos íntimos, la historia abre tanto el abanico que alguna de las historias queda levemente desamparada, pero aún y todo la consistencia de la propuesta permanece firme y atractiva.
Quizás el peor enemigo que pueda tener esta película sean precisamente las expectativas desmedidas que haya podido generar la buena acogida con que viene avalada. Seamos justos, nadie (o casi nadie) empezó siendo un maestro. Desde esa perspectiva podemos decir que este debut es para nota, y es que conseguir en el primer asalto parte de algo tan preciado como la magia que respira esta cinta es un regalo de las musas.
Y no quiero acabar sin citar una frase de Nadine que bien pudieran tomar como ejemplo muchos cineastas apoltronados: «La vida es demasiado corta para no arriesgarse.» Efectivamente.
Han hecho falta 35 años para que, tras la fallida Viven (1993), de Frank Marshall, otro largometraje, en este caso documental, viniera a recoger de común acuerdo los testimonios de los 16 supervivivientes de la increíble odisea de supervivencia que tuvo lugar tras el accidente del ya mítico aeroplano uruguayo Fairtchild F227, que se estrellara en la cordillera de los Andes un viernes 13 de octubre de 1972 con 45 personas a bordo, muchos de ellos jóvenes estudiantes e integrantes del equipo de rugby amateur Old Christians, que se trasladaba a Santiago de Chile para disputar un partido amistoso.
Incomunicados durante 72 días y abandonados a su suerte desde el décimo día del accidente, circunstancia que habían de conocer por una radio, tuvieron que organizar una improvisada sociedad con sus normas y códigos, que les hiciera capaces de hacer frente a las bajísimas temperaturas (hasta 30 grados bajo cero), a los aludes, a la desesperanza, al agotamiento físico y al hambre.
Finalmente, tras diez semanas olvidados por el mundo, precisamente el día en el que el sol renace con el solsticio de invierno, Roberto Canessa y Fernando Parrado, después de caminar penosamente durante nueve días a través de las nieves lograrían contactar con un arriero chileño que les devolvería a la civilización y permitiría rescatar el 22 de diciembre, no sin gran riesgo, al resto de compañeros.
El cineasta que ha conseguido convencer a todos lo supervivientes de la pertinencia de la realización de un film definitivo e histórico, ha sido Gonzalo Arijón, natural de Montevideo y amigo de la infancia de algunos de ellos.
Aunque en un principio el documental estaba enfocado a las televisiones, el premio Joris Ivens obtenido en la 20ª edición del Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam, IDFA, y su presencia en el Festival Sundance hacen presagiar una pronta distribución cinematográfica que previsiblemente podría iniciarse en Uruguay.
Según ha definido el propio realizador uruguayo residente en Francia desde hace una década, si bien se trata de una cinta documental no está exenta de elementos de ficción que, más que una reconstrucción de los hechos, ofrecen una reinterpretación del mundo y la atmósfera interior de las víctimas a partir de los testimonios tanto de los supervivientes como de sus hijos, todo ello a través de un mundo visual que ha venido en calificar como “fragmentos de memoria”.
A pesar de que presenta imágenes tan cuidadas que pudieran parecer verdaderas tomas de archivo, no se trata tanto de contar los detalles circunstanciales de la tragedia ni de postular héroes, sino de reflexionar sobre la vida y la muerte, así como de tomar conciencia de la importancia de los valores humanos que aplicados en el colectivo pueden hacer posible lo aparentemente imposible.
Ahora ya solo cabe esperar que los cazatalentos desplazados a Salt Lake City (Utah) tengan a bien dar un empujoncito a este documentado legado audiovisual que a buen seguro pondrá un punto y aparte a esta maravillosa historia de supervivencia y solidaridad.
Casi dos años después de su estreno en el país del sol naciente, se dispone a llegar a nuestras pantallas esta simpática y divertida comedia dramática que arrasara en su país de origen, donde obtuvo los galardones con que la Academia de Cine nipona reconoce a la Mejor Película, al Mejor Director, al Mejor Guión y a la Mejor Actriz Secundaria.
La historia que inspira esta cinta dirigida por el japonés de origen coreano Lee Sang-il (Scrap Heaven), se basa en un acontecimiento real que tuvo lugar en el año 1965 en la cuenca minera de Joban, cuando la Joban Coal Mining Company, una de las principales empresas mineras del país, anunció una drástica reducción de plantilla en la mina de carbón de Iwaki, ofreciendo como alternativa la creación de un gran parque temático de ocio que había de aprovechar las numerosas fuentes termales ubicadas en los terrenos de la explotación minera, proyecto que finalmente habría de cristalizar en la creación de un parque hawaiano que causó auténtico furor entre millones de japoneses.
La historia se centra pues en el esfuerzo colectivo de todo un pueblo que, a rebufo del empuje apasionado puesto por las jóvenes hijas de los mineros que no querían resignarse a un futuro de miseria, tuvo que adaptarse a marchas forzadas a la nueva situación superando los prejuicios de la tradición y los propios deseos.
Desde luego una propuesta muy ajena al cine de autor que nos suele llegar desde esas latitudes, pero que plantea en clave desenfadada un problema muy real como es el choque de culturas en un país que se debate por encontrar el equilibrio entre una tradición ancestral y profundamente arraigada y unos nuevos usos y costumbres que amenazan con arrasar toda una forma de ver la vida.
La 24ª edición del Festival de Cine de Sundance, probablemente el más relevante del cine independiente, dará comienzo mañana con algunas novedades, como la incorporación de nuevas categorías que pretenden llamar la atención de guionistas, cineastas y editores en general.
Este año, más que nunca, este festival que creara Robert Redford hace un par de décadas para ofrecer un espacio donde mostrar la diversidad y creatividad de las propuestas de directores independientes, verá realzada sus heterodoxa alternativa una vez ensombrecido el glamour de los certámenes convencionales por la huelga de los guionistas.
En esta edición se podrán presenciar 121 largometrajes, entre los que se incluyen 87 estrenos mundiales, en representación de 25 países, con óperas primas de 55 realizadores, 32 de los cuales competirán por hacerse con alguno de los galardones de las seis categorías a concurso.
Sin olvidar que Sundance ha servido de lanzadera de producciones hispanas de cierta repercusión como la road-movie de corte erótico Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón, el drama colombiano Maria llena de gracia, opera prima de Joshua Marston, o El Mariachi de Robert Rodríguez, este año también encontramos un interesante ramillete de cine con versión original en español.
A la espera de que el 22 de enero se anuncie la lista completa y definitiva de nominados para la 80ª edición de los Óscar, se acaba de adelantar el listado de las nueve películas que pasan la primera criba en la categoría de mejor película de habla no inglesa.
Ha causado cierta sorpresa el hecho de que hayan quedado fuera de la liza películas bien colocadas por la crítica especializada como la rumana 4 Months, 3 Weeks and 2 Days, de Cristian Mungiu, que ganara la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, o la cinta de animación francesa Persepolis, de Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi, galardonada con el Premio del Jurado en el mismo certamen.
No es precisamente el polifacético Nacer Khemir, cuentacuentos, escultor, ilustrador y poeta, un realizador que se nos haya prodigado en la pantalla grande. Tres obras jalonan un periplo de 22 años: Les Baliseurs du désert (1984), con la que obtuvo la Palmera de Oro en la Mostra de Valencia y el Montgolfière d’Or del Festival de los Tres Continentes de Nantes, Le Collier perdu de la colombe (1991), Premio especial del jurado en Locarno, y, finalmente, la cinta que ahora nos ocupa, Bab’Aziz (2006).Desalentado por la dinámica de nuestras carteleras ya había adquirido hace algún tiempo el DVD cuando me he llevado esta semana la grata sorpresa de ver su estreno en algunas salas españolas, mas bien pocas, todo hay que decirlo. Y verdaderamente es una suerte porque la belleza estética de este místico poema visual y sonoro con que nos obsequia el realizador tunecino no merece otra suerte que la de ser exhibida en la gran pantalla. Lee el resto de esta entrada »
Cuando apenas ha pasado un mes desde el asesinato en Rawalpindi de la ex primera ministra de Pakistán Benazir Bhutto, y sin que aún se haya dilucidado la autoría instigadora del crimen, los hacedores de dinero de Bollywood y Hollywood ya se están disputando el botín que significaría llevar su vida a la pantalla grande.
Aunque la película es todavía un simple proyecto, la productora paquistaní Anila Khan ya ha solicitado la ayuda del productor y realizador indio Mahest Bhatt, quien al parecer habría aceptado colaborar en la coproducción.
A las 3 de la pasada madrugada se han dado a conocer los ganadores de la 65ª edición de los Globos de Oro en el sencillo marco de una conferencia de prensa, ya que que la ceremonia de entrega hubo de ser cancelada a consecuencia de la huelga de los guionistas que comenzara el 5 de noviembre del año pasado y que amenaza también a la gala de los Óscar.
El palmarés, en el que podríamos destacar el galardón que ha obtenido Javier Bardem como mejor actor de reparto, así como el éxito de La Escafandra y la mariposa, que ha dejado atrás a las favoritas, ha sido el siguiente:
Mejor película dramática: Expiación, de Joe Wright.
Mejor película de comedia o musical: Sweeney Todd, de Tim Burton.
Mejor dirección: Julián Schnabel por La escafandra y la mariposa.